Carta de presentación de ACNUR. Por Francesca Fontanini.


Los últimos años han sido marcados por una sucesión interminable de conflictos y crisis humanitarias, en medio de incertidumbres, sociales, políticas y económicas. Una de las primeras consecuencias de tal escenario es el incremento de las personas forzadas a desplazarse y buscar protección en otros países.

La combinación de estos factores ha reducido el “espacio humanitario y de protección” en el cual se opera para asegurar el pleno goce de los derechos humanos de las personas desplazadas y garantizar que los principios de humanidad, imparcialidad y neutralidad del trabajo humanitario sean respetados.

La Agencia de la ONU para los Refugiados está haciendo frente a crisis de refugiados sin precedentes en la historia reciente, ya que se están produciendo emergencias simultáneas en Siria, Malí, Sudán, Sudán del Sur y la República Democrática del Congo (RDC). Y en lo que llevamos de año, más de 700.000 personas han huido de estos países. La capacidad de ACNUR para ayudar a los desplazados forzosos del mundo ha sido puesta a prueba de forma radical por la rapidez con la que han surgido nuevas crisis y gracias a los países que han man- tenido sus fronteras abiertas para las personas que huyen de los conflictos.

Sin embargo, los costes de ofrecer asistencia a los más de 42 millones de desplazados forzosos del mundo están aumentando rápidamente, ya que las situaciones de desplazamiento de larga duración, como es el caso de Afganistán, Colombia o Somalia, continúan. Mientras que poner fin a los conflictos requiere de soluciones políticas, los actores humanitarios también pueden hacer más por mejorar las perspectivas de paz, como por ejemplo a través de la sensibilización, invirtiendo en medios de subsistencia, educación y otras actividades que permitan mejorar la confianza en sí mismas de las poblaciones de refugiados.

Vivimos en tiempos peligrosos, en un mundo impredecible. Cada vez más personas se están viendo obligadas a desplazarse en busca de refugio. Es importante el compromiso colectivo de los Estados y de las sociedad civil para hacer frente a su sufrimiento y al de todos aquellos que se encuentran desplazados de sus hogares y comunidades a medida que las crisis de hoy y de mañana siguen desatándose

A lo largo de la historia, América Latina ha sido testigo de crisis humanitarias con dramáticas repercusiones. Sin embargo, la región tiene como tradición un profundo sentido de solidaridad para con los refugiados, desde el mantenimiento de fronteras abiertas como las actividades de protección e integración de aquellos que se vieron forzados a dejar todo atrás.

Actualmente, el Ecuador tiene la mayor población refugiada de América Latina: más de 55 mil personas (la gran mayoría de origen colombiano) que han sido forzadas a huir de su lugar de origen a causa del conflicto armado. Ecuador ha implementado medidas que facilitan el goce de sus derechos fundamentales, con convicción humanitaria considerando la situación precaria en la que llega la mayoría de los refugiados a su territorio.

 

Francesca Fontanini

Oficial Regional de Información Pública para las Américas

This article was published on October 17th: International Day for the Eradication of Poverty in Global Education Magazine

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