Mujeres: Narrar lo público-privado y la política del entre-lugar y el entre-tiempo

María Antonia Miranda González, global education magazineMaría Antonia Miranda González

Graduación (2004) y Mestrado en (2009) Sociología por la Universidad de la Habana. Formada en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. (Cuba 2004). Fue profesora del Departamento de Sociologia de la Universidade de la Habana 2004-2007. Investigadora del Instituto Cubano de Investigaciones Culturales- ICIC.  Colaboradora del Centro Félix Varela y de la Revista Digital Cubaliteraria (2008-2011). Co-autora del libro: Convergencias en Género, apuntes desde la Sociología, lanzado en 2011. Actualmente realiza estudos de doctorado en el Programa de Estudios Interdisciplinares sobre Mujeres, Género y Feminismo- PPGNEIM de la UFBA.

 E-mail: sociologymara@gmail.com

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Resumen: El siguiente artículo se propone presentar diferentes perspectivas teóricas sobre la relación público/privado, así como colocarla bajo un prisma post estructuralista para discutir la idea de política, evaluar la situación de las mujeres, y enfatizar que lo personal es un campo abierto, permeable y transitorio.

Palabras clave: mujeres, público-privado, personal, literatura, política.

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“El ámbito público siempre se constituyó por el conflicto”. (Nancy Fraser).

“Un kilómetro de luz,
un gramo de pensamiento…
(De noche el reloj que late
es el corazón del tiempo…)”

(Dulce María Loynaz)

“Então meu mito cyborg se refere a fronteiras violadas, fusões potentes e possibilidades perigosas que as pessoas progressistas poderiam explorar como uma parte do trabalho político necessário”. (Donna Haraway)

  1. Si las paredes hablaran: paredes privadas y públicas; hacia el discurso de concreto”.

Pensemos en las paredes que delimitan los espacios donde reproducimos la vida en sociedad. Pensemos en las paredes, en los límites, en los muros simbólicos que levantamos, o derrumbamos en situaciones de conflicto. ¿No son paredes las que resguardan el cerco sagrado de lo “personal”, las que delimitan “un adentro” y “un afuera”, las que dan forma a una realidad familiar y a otra extra: comunitaria, social? ¿No es una geografía de muros, la ciudad? ¿Y cuántas paredes cargan las personas por dentro? Y qué decir de los límites que carecen de estructuras materiales. Las fronteras invisibles que separan realidades como “opuestos” sin la aparente garantía de reconciliación, y que, como nos podemos percatar, se reproducen y socializan de manera discursiva. ¿Cómo pasar entonces al discurso de concreto? ¿Qué se estará queriendo decir con la frase: si las paredes hablaran?

Lo anterior sirve para abrazar una interpretación metafórica de una de las dicotomías fundadoras del pensamiento político patriarcal, se trata de la relación público-privado1. Esta relación ha sido analizada desde diferentes puntos de vistas: el espacial que los considera como esferas y/o ámbitos separados o también, que borra los límites entre ellos (Mouffe, Chantal 1993); el económico que mantiene una distinción entre producción y reproducción y/o abarca el consumo (Eisenstein Zillah, 1997); el discursivo que entiende uno de estos espacios, el público, como terreno de interacción discursiva y aún, dentro de este mismo enfoque, encontramos el paso de lo espacial hacia la categoría “públicos” como agentes, en tanto actores sociales (Fraser Nancy, 1993)2. Mi objetivo es el de mostrar la importancia de estas representaciones e intentar colaborar con una perspectiva cultural y cotidiana, que trabaje encima de lo discursivo, contando con las herramientas que ofrece la corriente pós-estructuralista3, la observación de campo, e introduciendo términos como los del entre-lugar y el entre-tiempo, que permiten sostener la hipótesis de que lo personal es un campo abierto, permeable y transitorio, de importancia vital para las mujeres, para todas aquellas que así continúen queriendo ser llamadas.

Lo público y lo privado aparecen asociados a la lógica de lo de afuera y lo de dentro, lo externo y lo interno, es la lógica del límite espacial que considera ambos como espacios objetivos, o incluso, se puede llegar a decir que son objetivos y subjetivos al mismo tiempo. En mi caso quiero resaltar un componente: el de la construcción cultural, el del papel de la tradición en la imposición de la lógica basada en un “imaginario social” y por tanto asentado en forma de mito:

Ustedes sienten qué alcance tiene este mito de lo de fuera y lo de dentro: es el de la alienación que se funda sobre esos dos términos. Lo que se traduce en su oposición formal se convierte más allá en alienación de hostilidad entre ambos. Y así, la simple oposición geométrica se tiñe de agresividad. La oposición formal no puede permanecer tranquila, el mito la trabaja. (BACHELARD, 1992, p.251).

Unos de mis últimos trabajos de campo, fueron desarrollados en el tema de violencia4 y en la creación artística de jóvenes como resistencia identitária ante formas de homogenización cultural5. Las mujeres que me acompañaron en ese proceso no dejaron de asombrarme. Los espacios que trabajamos fueron la calle, y los talleres de transformación del barrio. Los valores androcéntricos de esos espacios, continuaban fuertes, y mantenían la oposición tradicionalista con “el mundo privado” al cual se “lanzaban” miradas de respeto.

Es el reconocimiento del mito, de su posible función desestabilizadora lo que me conduce a formular las siguientes preguntas directrices: ¿Qué es lo personal? ¿Continuará teniendo el mismo efecto la frase: “lo personal es político” del feminismo radical en una época de descentramientos, vaciamientos, post-estructuralismo, post-modernismo, globalización neoliberal? ¿Tendrá sentido ensayar como una repuesta posible que lo personal es lo privado? ¿Cómo afectarán estas preguntas las nociones de política y de poder?

Las mujeres que habían pasado por situaciones de violencia referenciaban no tener un tiempo propio, un espacio, sentían que su tiempo era controlado, lo narraban, como parte de una vigilancia interna, conocemos las frases comunes: “él quería saber lo que yo hacía siempre”“si llegaba a la casa y no estaba hecha la comida se enojaba”“quería mandar en mi persona”. Una de las más llamativas en mi opinión relata: “Un día llegué a sentir que yo no era yo, que nunca había tenido la oportunidad de serlo, porque no tuve tiempo para mí”. ¿Qué límites no reconocidos funcionan para identificar la falta ese “personal”, para quienes son obligadas a desdoblarse para los “otros”?

James Williams en su libro “Pós-estructuralismo” repara en el sentido que tiene, para dicha corriente, la categoría de límite. Un límite que no se compara con los sentidos estructuralistas de diferencia entre objetos identificables sino entre variaciones abiertas, llamadas muchas veces de procesos de diferenciación, cuyos efectos son transformaciones, cambios y revaluaciones. (WILLIAMS, 2012).

¿Qué tipo de revaluación sería pertinente para el postulado de: “Lo personal es político” que hasta hoy mantiene una vigencia activa, y que además se traduce, regresando a nuestra metáfora inicial, en que no existe pared, ni muro que corte o detenga el impacto del poder, de las desiguales relaciones de poder, sus cuotas diferenciadas y contradictorias.

Una definición tradicional del ámbito privado, abarca en palabras de Agnes Heller, “las emociones domésticas”, que se transcriben como sinónimos de relaciones familiares, matrimonio, trabajo doméstico y cuidado de los niños. Haciendo de lo privado el pequeño mundo de la mujer, una esfera femenina sobre la cual los representantes hombres del Patriarcado ejercen el sentido de propiedad, protegiéndola de las interferencias públicas6.

Otra perspectiva que debemos tomar en cuenta sobre lo público/privado es la que está inmersa en el concepto de derechos. Al tiempo que refuerza los principios liberales subyacentes de la libertad individual y la igualdad formal, establece correspondencias entre los derechos individuales y la noción de un ámbito de libertad privado, separado y distinto del público en el cual el estado no puede interferir legítimamente7. Enfatizando la protección de aspectos privados e individuales.

Estas definiciones fueron alternando permanencias y mudanzas que provocaron serias consecuencias para la vida de las mujeres, ya que se pasa a defender desde el poder “oficial”, espacios de impunidad para la violencia doméstica, que continua socializándose, en la práctica, como un asunto privado.

1.1. Si las paredes hablaran: ¿qué dirían de “Las Mujeres”?

Una de las situaciones históricas que provocó un cúmulo de impactos negativos para las mujeres fue la forma en que se reprodujo la categoría moderna de individuo. Ya que la misma postula la existencia de un público universalista y homogéneo8, relegando todas las particularidades y diferencias para el ámbito privado9.

Y cuando repasamos la historia reciente de las definiciones de los intereses de las mujeres, encontramos que sus demandas han sido planteadas, en su mayoría, para ganar el control de sus vidas, de sus destinos dentro del propio espacio privado y no para la creación de nuevas instituciones10.

Aparentemente la ruptura de un modelo más tradicional, que persiste en algunos contextos, de la familia hombre mantenedor-ama de casa, ha aumentado la independencia de las mujeres en relación a sus maridos y las ha colocado en una situación de mayor dependencia con respecto al Estado, en tanto empleadas, clientes y consumidoras de los servicios públicos11.

Hecho que quizás permita corroborar la tesis que mantienen algunas autoras sobre la mayor dependencia de las mujeres de la política de los Estados en comparación con los hombres. Entre las razones por ellas descritas se apunta al proceso de reproducción que continúa integrando a las mujeres tanto en la familia como fuera de esta, de forma que se encuentren extendiendo constantemente las actividades domésticas y del cuidado en los “espacios públicos” como una extensión de sus tareas de la “esfera privada”.

El trabajo asalariado, numerosas veces, lleva las marcas del trabajo doméstico, con horarios “sumamente elásticos en función de los pedidos- debido a la existencia de fenómenos como la subcontratación, falta de cualificación, la subordinación a capataces masculinos, confusión entre servicios laborales con sexuales o los llamados “específicamente femeninos” y se encuentran en su inmensa mayoría al margen de los derechos laborales por ser los denominados trabajadores genéricos12.

Eso explica las miles de mujeres que realizan trabajos en sectores invisibles, mal remuneradas, y explotadas, casi siempre inmigrantes, entre las que se destacan las que trabajan de costureras, en condiciones de explotación y sometidas a una violencia que les impide ver la luz del día, para no llamar la atención de las autoridades en los países de América Latina.

Ejemplos como estos generan un proceso continuo de distinción que nos permite explicar como reconoce Nancy Fraser, la exacerbación del sexismo característico del ámbito público liberal y podemos añadir neoliberalista:

Este proceso de distinción ayuda a explicar la exacerbación del sexismo característico del ámbito público liberal, las nuevas normas de género que prescribían la domesticidad femenina y una marcada separación entre los ámbitos público y privado funcionaban como signos clave de la diferencia entre la burguesía y las clases tanto altas como bajas”. (FRASER, 1993, p.29).

Lo cual nos conduce a incorporar una perspectiva interseccional13 del asunto desde la cual podamos entender como la exclusión y difícil absorción de lo femenino en el ámbito público, resulta de una ideología con prejuicios de raza y clase. Este análisis interseccional ayuda a repensar lo público y lo privado de forma que podamos percibir las posiciones de hombres y mujeres14 en estos ámbitos no solo de manera espacial.

La forma física como los cuerpos ocupan el espacio no condiciona el empoderamiento que desarrollan en dichas posiciones. Lo público parece retroceder o alejarse como un horizonte, una línea imaginaria que no se alcanza cuando los cuerpos femeninos entran en sus instituciones. Hay un marco institucional, que parece tener el arte de recrear lo privado/doméstico para acogerlas, mantenerlas, en la extensión y repetición de los roles del cuidado o tareas estereotipadas como “cosas de mujeres”, de manera que no puedan experimentar lo público en carne propia. Esto demuestra una complejidad que implica estar imbuido de ambas dimensiones: privadas y públicas al mismo tiempo, creando la sensación de estar en un intermedio, un entre-lugar y entre-tiempo que se dinamiza de acuerdo a las lecturas de género, raza y clase.

Uno de los procesos claves en la disolución de barreras para estos dos ámbitos fue el de comprender lo político desde una óptica alternativa a los centros de poder tradicionales. Al interior de la misma ganaron legitimidad tanto lo micro-social como las construcciones discursivas15.

Por ser mi temática de estudio la preocupación por mujeres escritoras y ser consciente de las condiciones en que consiguen realizar su oficio: en la mesa de la cocina, en el espacio que ocupan el resto de las personas de la casa para otros fines, me pareció plausible incluir un enlace dirigido hacia la mujer escritora, una interpretación del asunto desde la perspectiva de la mujer que escribe.

1.2 Política: “lo personal es político”. Los ejemplos narrativos.

Ser mujer es una decisión, no depende de menstruaciones, vestuarios, tareas, u orientación sexual, es una identificación, un sentirse, un querer ser, un no saber definirse, a veces, y sobre todo: una relación social. Dicha relación fue inscrita y clasificada por diversas autoras, dentro de parámetros de comprensión de “esferas” públicas y privadas, retratadas en disímiles ejemplos literarios, reforzadas por mitos y preocupadas con reinterpretar lo que entendemos por política.

La “mitología del espacio” se hace evidente en las narrativas tanto orales como escritas. Lo literario se transforma en un contexto político de poder, accesible a los análisis de los/las feministas. Como se puede entrever en el título del artículo, lo público/privado también es una relación que se narra, la ficción sirve aquí para distinguir posibles disoluciones de la dicotomía:

Antígona é uma pessoa política (ou seja, nem uma “mulher privada” nem um “homem público”). Transcende a divisão entre o público e o privado porque encarna o pessoal fato político. Através de seu discurso e de suas ações transforma uma questão de interesse privado em um assunto público. (DIETZ, 2001a, p.62).

Uno de los ejemplos literarios utilizados por una de las teóricas de la dicotomía público/privado es el de Antígona, la heroína de Sófocles. Donde el rey de Antígona representa el estado. Antígona desafía las obligaciones abstractas del Estado y rechaza la vida pública representada por Creonte, el rey, según la interpretación de Elshtain. Sin embargo, para Mary Dietz, Creonte no es simplemente un hombre, un rey del ámbito público que mancha la honra de una familia y trivializa las lealtades privadas. Él es la manifestación de un tipo particular de política, el gobierno autoritario, al cual Antígona, como ciudadana, se opone. (DIETZ, 2001a, p.61). Lo mismo ocurre con el personaje de Scherezada, la narradora que consigue gracias al arte de tejer historias conservar la vida, y parar, de este modo, la secuencia de muertes de las esposas del Califa (símbolo de Estado), en Vozes do Deserto, un romance de la escritora brasileña Nélida Piñón.

“Scherezade não teme a morte. Não acredita que o poder do mundo, representado pelo Califa, a quem o pai serve, decrete por meio de sua morte o extermínio da sua imaginação”.(PIÑÓN, 2004, p. 7).

La autora se detiene en exponer los detalles de la dificultad de narrar, del oficio de la mujer que narra, y del empoderamiento que ofrece el arte de manipular la palabra. Juega con la inversión del signo que fue la prohibición de la escrita femenina, en el arte de contar, de la oralidad que se desdobla ante nosotros, los lectores, en un doble juego: la mujer que escribe sobre la mujer que narra, como queriendo extender exponencialmente los enraizamientos microfísicos del poder.

“À mercê de Scherezade, o soberano testa um poder que naquelas circunstâncias de nada lhe serve”. (…) “Intui que seu poder frente ao império narrativo de Scherezade, vale pouco, o que lhe dá motivo de ameaçá-la de novo com a morte aos primeiros sinais da aurora”. (PIÑÓN, 2004, p. 126 y p.197).

Nélida Piñón consigue encarnar en el cuerpo de Scherezade atrapado en los aposentos, el espíritu del mercado de Bagdad, una conciencia pública que amenaza con derrumbar las estructuras de control impuestas por el personaje del Califa, que es a su vez la imagen del patriarcado.

Su presencia en un intercambio personal, como es la relación sexual obligatoria entre el amo y su esclava, deja de ser estrictamente privada para convertirse en asunto público, la defensa de las mujeres a través del habla, en un campo de interacción subjetiva, donde es ella quien domina la palabra, quien al construir cada noche distintas historias construye la Historia, la suya. Hecho que le otorgará como personaje principal la posibilidad de participación política.

¿Qué es libertad política?, ¿Qué significa ser ciudadano? ¿Qué requiere una conciencia política expresamente femenina? O, para plantearlo más abiertamente, ¿hay algo más en la política feminista que la lucha revolucionaria contra el estado?”. (DIETZ, 2001, p. 15).

Mary Dietz coloca el concepto de ciudadanía en el centro mismo de una actividad colectiva donde los individuos determinan y modifican constantemente los límites entre lo público y lo privado. Para otra autora como Chantal Mouffe, la ciudadanía es un principio articulador que condiciona las distintas posiciones de los sujetos, permitiendo a la vez, una pluralidad de afiliaciones, de manera que no es una identidad entre otras, ni tampoco una identidad dominante. Se nutre de la distinción público/privado pero no la entiende como esferas separadas porque cada situación es un encuentro entre lo privado y lo público. Expresa que todos los emprendimientos son privados, pero nunca exentos de condiciones públicas prescritas, y agrego, inscritas en los principios de la ciudadanía.

Una parte que me resulta atractiva es cuando Mouffe señala que los deseos, las decisiones, así como las elecciones son privadas, porque son parte de la responsabilidad individual; sin embargo los desempeños son públicos porque tienen que sujetarse a los condicionamientos especificados por los principios ético-políticos del régimen que faculta la gramática de la conducta del ciudadano16.

El tránsito de los fragmentos literarios hacia la cosmovisión de ciudadanía responde a un hilo conductor que se preocupa por la participación política de las mujeres, y de cómo se evidencia dentro de ello el peso “del mito”, así en abstracto, al punto de que las autoras del artículo: Los intereses de las mujeres y el estado post-estructuralista, comiencen su texto con la confesión de un sueño que ficcionaliza una preocupación latente, y es la dificultad de despojarse del símbolo del monarca, rey, patriarca aún vestido con ropajes femeninos:

“Matamos a la Reina. Nos abrimos paso por una serie de habitaciones privadas y la acuchillamos (…) Luego nos encontramos en el tribunal entre un numeroso grupo de mujeres vestidas con túnicas de penitente que realizaban una manifestación con carteles. Todas cantaban “Yo maté a la Reina”, lo que producía una gran confusión”. (PRINGLE, WATSON, 2002, p.67).

Para una definición de política vale recordar que en el sentido de un modelo cívico republicano esta alude a un conjunto de personas que razonan juntas para promover el bien común y que no se trata de la simple suma de preferencias individuales17. No obstante, preferí tomar otros dos conceptos los cuales agrupé en una pequeña síntesis por considerarlos pertinentes a ambos, se trata de la visión de Mary G. Dietz, que alude al acto de involucrarse en el debate público y de compartir la responsabilidad del autogobierno”. (DIETZ, 2001, p. 23), junto a la concepción de Millet de una política que no se refiere al limitado mundo de las reuniones, los presidentes y los partidos, sino por el contrario, al conjunto de relaciones y compromisos estructurados de acuerdo con el poder, en virtud de los cuales un grupo de personas queda bajo el control de otro grupo”. (MILLET, 1995, p.68).

Donde ese “involucrarse” transmite, en mi opinión, una necesidad de llevar a la escena de “lo público” un compromiso íntimo, ¿personal?, entrar de lleno en sus asuntos y por tanto conseguir una participación dentro del debate que se realiza a través de la enunciación de determinados “discursos”. Donde, a su vez, esos “compromisos estructurados de acuerdo con el poder” y en oposición al limitado mundo de la política (en términos tradicionales y positivistas, entiéndase las instituciones que incluyen y rodean a los estados y los gobiernos); conllevan al postulado de que lo personal es político.

Uma vez que aceitemos o conceito fundamental do feminismo de que o pessoal é político, (…) não mais podemos afirmar que existem duas esferas da realidade social: a esfera privada ou doméstica, da família, sexualidade e afetividade, e a esfera pública do trabalho e da produtividade. (…) Em vez disso, poderíamos imaginar vários conjuntos inter-relacionados de relações sociais- relações de trabalho, classe, raça e sexo-gênero. (LAURETIS, 1994, p.215).

Sin embargo, este postulado ha enfrentado algunas revisiones en el pensamiento de autoras que comenzaron a llevar en consideración el contexto de la globalización neoliberal, bajo la mirada de perspectivas económicas preocupadas por la sostenibilidad de dicho postulado como principio de acción para la transformación feminista.

Lo cual merece especial atención si concordamos con la existencia de una democracia de tipo neoliberal, ya que la misma debe ser aprehendida dentro de la lógica mercantil y sobre todo, del consumo. En la que los seres humanos llamados/as de ciudadanos/as son reducidos a meros consumidores, que realizan su libertad en la elección de objetos a consumir. La democracia es conceptualizada, de esta forma, como un sistema político supeditado a la economía18.

En ese caso encontramos a Zillah Eisenstein, quien declara que no hay política en lo personal, porque lo personal es hecho privado. (Incluso en los textos de otras autoras se habla de una privatización de la política por género)19. En esta mirada económica se expone que, al parecer, estamos transcendiendo la división de lo público y de lo privado, pero de una forma que Eisenstein describe como inconsistente y contradictoria; incluso en forma de pérdida. Ella intenta transmitirnos como la pérdida de un espacio implica la pérdida del otro, hasta ahora considerado su contrario. Ocurriendo las pérdidas de espacios privados y públicos simultáneamente20.

Ahora, una vez más, el capital global redefine la división entre lo público/privado para los nuevos países del tercer mundo, privilegiando el mercado sobre la intensiva domesticidad del trabajo del hogar y un estado ausente. Mientras tanto la desindustrialización en los países del primer mundo produce una nueva división de la creciente privatización. Lo que una vez fue la esfera pública del estado ahora es privatizado por los neoconservadores, de tal forma que cada individuo debe cuidar de sí mismo. (EISENSTEIN, 1997, p.232).

Su insistencia en lo económico viene dada por su idea de que la privatización del mundo público ha creado una crisis para ambos mundos, y que cuanto más se haga en lo privado- la importancia de la privacidad individual y libertad de elección y de mercados- lo público se va haciendo pedazos. Ella pregunta: ¿qué puede significar la privacidad cuando lo público ya no existe? Si desaparece la noción de público ¿cómo es que uno puede vivir fuera de sí? Es valioso recuperar la visión de que lo privado siempre existe en relación a lo público, y que ellos se intercambian y se conflictúan uno con otro simultáneamente21.

Aunque concuerdo con su postulado de que el capital transnacional necesita de la privatización de muchas cosas públicas, y agrego de numerosos bienes públicos en general, desprotegidos por la carencia o debilidad de políticas de bienestar social casi inexistentes. Me pregunto si Zillah Eisenstein se estará refiriendo a la privatización de un espacio y/o ámbito; si su visión alude a prácticas comercializadoras y de publicitación de aspectos familiares. Ya que el imaginario científico social considera a la familia como menos privada que en otros contextos anteriores en términos de control público, de ayuda y de intervención.

Ella prosigue diciendo que las “políticas sexuales” y lo definido por el poder encubierto como los momentos privados, son comercializados masivamente. Refiriéndose, de este modo, no únicamente a un espacio, sino también a un tiempo, que pasa por las cuestiones de identidad y de lenguaje.

“La comercialización masiva absorbe, publicita, normaliza y disciplina, todo a la vez. La comercialización redefine los límites entre lo privado y lo público, adentro y afuera, política convencional y cultura de masas, lenguaje feminista e identidades de las mujeres. Las políticas feministas radicales quedan fuera de las renegociadas fronteras, mientras que el estatus de víctima de las mujeres se convierte en el nuevo voyeurismo”. (EISENSTEIN, 1997, p.217).

Retomamos la cuestión del discurso, unida a las identidades de las mujeres, que se presentan cada vez más como identidades fragmentarias, transitorias. La aparente disolución de ambos ámbitos, comporta según mi punto de vista, una situación en la que sean tomados en cuenta, la transitoriedad, los entretiempos y entre-lugares, la permeabilidad que afectan notoriamente la “realidad” postmoderna, desde un punto de vista post-estructuralista y que juega con las revisiones críticas de la categoría “identidad”.

Podemos caracterizar la situación de vida que experimentamos actualmente como dirigida por principios de desdiferenciación de la organización del espacio y el tiempo en un contexto de eventos no solo complejos sino también acelerados.

Termos como entrelugar, entremeio e entretempo (…) circunscrevem fenômenos e vidas oscilantes situados em espaços fronteiriços, numa esfera do além, formulada por Bhaba como “momento de trânsito em que espaço e tempo se cruzem para produzir figuras complexas de diferença e identidade”. (OLINTO, 2010, p.28).

1.3 Un par de ideas finales.

Así como lo personal fue comprendido como un campo abierto, permeable y transitorio, la política presenta connotaciones difusas, porque las relaciones de poder no son inmutables, y se resignifican, más en un contexto de vaciamientos, donde las identidades se fragmentan y pluralizan. Decir que lo personal es político merece un voto a favor y en contra al mismo tiempo, dentro de una dialéctica oscilatoria que permite entender la desestabilización de lo personal por lo público, la privatización de lo privado, la impronta de lo discursivo y la aparición de entre-lugares y entre-tiempos.

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    NOTAS

1 Existe un reconocimiento acerca de la ausencia de lo femenino en cuanto sujeto de derechos y ciudadanía dentro del pensamiento político tradicional. Además como parte de la obsesión por los orígenes se ha colocado como posible punto de partida para esta cuestión, la distinción entre dos esferas: la pública y la privada, consideradas también como ámbitos y/o espacios, dentro de los cuales se identifican de forma dicotomizada, por ende, opuesta, a lo masculino con la primera y lo femenino con la segunda. Y este proceso de identificación se tornó una especie de base para el pensamiento político patriarcal.

2 Este punto de vista será desarrollado en próximos trabajos.

3 Que se interesa por el discurso y me resulta útil para aprehender aspectos del lenguaje, narración, y la literatura.

4Colaboración con el proyecto de investigación de la Dr. Clotilde Proveyer Cervantes del Dpto de Sociología (Universidad de la Habana): “Violencia de género en Cuba: “Los
 TTIB
 en 
La
 Habana
y la atención a la 
violencia
 contra
 las 
mujeres: Una propuesta
 de 
acompañamiento
 a actores
 locales 
para 
su
 atención”. (2011).

5Proyecto en andamiento: Nuevas formas de consumo cultural: jóvenes creadores y contrahegemonía.

6 “Para el liberalismo, en el pasado, este ámbito privado abarcó casi siempre, en palabras de Agnes Heller, “las emociones domésticas”, es decir, matrimonio, familia, trabajo doméstico, y cuidado de los niños. En suma, la noción liberal de “lo privado” ha abarcado lo que se ha denominado “esfera de la mujer” como “propiedad del varón” y no solo ha tratado de defenderlo de la interferencia del ámbito público, sino que también ha mantenido aparte de la vida de lo público a quienes “pertenecen” a esa esfera: las mujeres”. (DIETZ, 2001, p.8).

7 “El concepto de derechos no sólo refuerza los principios liberales subyacentes de la libertad individual y la igualdad formal, sino que establece también la distinción entre “privado” y “público” que inspira gran parte de la perspectiva liberal sobre la familia y las instituciones sociales. Los derechos individuales corresponden a la noción de un ámbito de libertad privado, separado y distinto del público. Pese a que los teóricos liberales no coinciden con respecto al carácter y grado de intervención estatal en el ámbito público- y ni siquiera acerca de lo que cuenta como “público”- aceptan no obstante la idea de que determinados derechos son inviolables y existen en un ámbito privado en el que el estado no puede interferir legítimamente”. (DIETZ, 2001, p.8).

8 Volveremos a esto con algunas formulaciones de Nancy Fraser sobre Habermas.

9 “a moderna categoria de indivíduo foi construída de uma forma que postula um “público” universalista e homogêneo, relegando toda a particularidade e toda a diferença para o “privado”, o que tem conseqüências extremamente negativas para as mulheres”. (MOUFFE, 1993, p.111).

10 “Si uno repasa la historia reciente de las definiciones de los intereses de las mujeres, sus demandas han sido planteadas mucho más para ganar control sobre su propio destino dentro del espacio privado que para la creación de nuevas instituciones”. (HERNES, sa, p.29).

11 “El colapso de la familia hombre mantenedor-ama de casa ha aumentado la independencia de las mujeres en relación a su marido y a la vez ha hecho a las mujeres más dependientes del Estado como empleadas, clientes y consumidoras de los servicios públicos”. (BORCHORST, 1987, p.161).

12 “En el caso de las mujeres (…), su trabajo asalariado aún desempeñado fuera del hogar, lleva todas las marcas de su trabajo doméstico, con horarios sumamente elásticos en función de “los pedidos – ya que prevalece por doquier la fórmula de la subcontratación- , con un aprovechamiento de sus versátiles habilidades a la vez que no se les reconoce cualificación alguna, con una subordinación a capataces masculinos que confunden sus servicios laborales con los que eventualmente podrían ser servicios sexuales o específicamente femeninos, etc. Como son percibidas como sirvientas más que como sujetos de derechos laborales, sirven tanto para un roto como para un descocido: “son los trabajadores genéricos” por antonomasia. Son tan invisibles, tan sustituibles, tan indiscernibles, tan genéricas, en suma, que, a veces, aunque desaparezcan en buen número, como ha ocurrido recientemente en ciudad Juárez, lo hacen, al parecer, ante la indiferencia de las instituciones”. (AMORÓS, 2007, p.327).

13 “Uma conceituação do problema que busca capturar as conseqüências estruturais e dinâmicas da interação entre dois ou mais eixos da subordinação. Ela trata especificamente da forma pela qual o racismo, o patriarcalismo, a opressão de classe e outros sistemas discriminatórios criam desigualdades básicas que estruturam as posições relativas das mulheres, raças, etnias, classes e outras”. (CRENSHAW, Kimberlé, 2002, pp.171-188).

14 Hombres, mujeres y otros que no se reconocen dentro de estas categorías.

15 En este sentido fue relevante la obra de Foucault.

16 “A cidadania não é apenas uma identidade entre outras, como sucede no liberalismo, nem tão-pouco a identidade dominante que elimina todas as outras, como acontece no republicanismo cívico. Pelo contrário, é um principio articulador que afeta as diferentes posições de sujeito do agente social, ao mesmo tempo que permite uma pluralidade de filiações específicas e o respeito da liberdade individual. Nesta concepção, a distinção público/privado não é abandonada, mas sim concebida de forma diferente. A distinção não corresponde a esferas discretas, separadas; cada situação é um encontro entre o “privado” e o “público”, porque todos os empreendimentos são privados, embora nunca isentos das condições públicas prescritas pelos princípios da cidadania. Os desejos, escolhas e decisões são privados, porque são da responsabilidade de cada indivíduo, mas os desempenhos são públicos, porque têm de sujeitar-se ás condições especificadas por um determinado entendimento dos princípios ético-políticos do regime, que faculta a “gramática” da conduta do cidadão”. (MOUFFE, 1993, p.114).

17 “En pocas palabras, el modelo cívico republicano destaca una visión de la política como un grupo de personas que razonan juntas para promover un bien común que trasciende la simple suma de preferencias individuales”. (FRASER, 1993, p.49).

18 “Al mismo tiempo el concepto de democracia es conceptualizado como un sistema político supeditado a la economía en el que los sujetos desarrollan y amplían sus derechos como consumidores. La democracia neoliberal tiene una dimensión fuertemente mercantil en la que los ciudadanos son definidos como meros consumidores, pues en la elección del objeto a consumir se concreta la libertad”. (COBO, 2007, p.280).

19 “Finalmente, las defensoras de los derechos de las mujeres combatían públicamente tanto la exclusión de la mujer del ámbito público oficial como la privatización de la política por género”. (FRASER, 1993, p.31).

20 “Parece que estamos transcendiendo la división de lo público y lo privado, pero en una forma inconsistente y contradictoria. La pérdida del espacio público se da, muchas veces, paralelamente con la pérdida del espacio privado”. (EISENSTEIN, 1997, p.201).

21 “Porque lo privado siempre existe en relación a lo público, y porque ellos se intercambian y se conflictúan uno con otro simultáneamente, la privatización del mundo público ha creado una crisis para ambos mundos. Cuanto más se haga en lo privado- la importancia de la privacidad individual y libertad de elección y de mercados- lo público se va haciendo pedazos. ¿Qué puede significar la privacidad cuando lo público ya no existe? ¿Si ya no existe la noción de lo público cómo es que uno puede vivir fuera de sí? El capital transnacional necesita de la privatización de muchas cosas públicas”. (EISENSTEIN, 1997, p.202).

This article was published on 8th March: International Women´s Day, in Global Education Magazine.

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