Vidas Sumisas: la Mujer Indígena
Mestrando en Estudios Latinoamericanos: Cultura y Gestión, por la Universidad de Granada
loyarua@gmail.com
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Resumen: Nuestro estudio va a consistir en una mirada a las mujeres indígenas en América Latina. Éstas se encuentran en una situación de pobreza y subordinación, viven en un contexto de doble rechazo por el hecho de ser indígena y mujeres. Con ello no queremos generalizar y dar a entender que se tratan de sociedades exclusivamente machistas pero sí que ciertos sectores deben asumir una actitud más respetuosa con las mujeres indígenas. Otro factor a tener en cuenta es el hecho de que nos situemos en un área geográfica tan vasta y heterogénea como lo es América Latina y que, por tanto, no todo lo que se comente tiene que ser visto de un modo generalista.
Palabras clave: Mujer, Comunidad Indígena, América Latina, pobreza, Movimientos Indígenas Femeninos.
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Submissive Lives: the Indigenous Women
Abstract: Our study consists of a reflective look at native women in South America. They find themselves in a situation of great poverty and subordination; they live in a double rejected context because they are indigenous and women. However, we do not want to imply that this exclusively concerns chauvinist societies, bur certain sectors must demonstrate a more respectful attitude with native women. Furthermore, another factor must be kept in mind; we are situated in a geographical area as vast and as diverse as Latin America. Thus, not everything can be commented from a general point of view.
Keywords: Woman, Indigenous Community, Latin America, poverty, Feminine Indigenous Movement.
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“Mi nombre es Esther, pero eso no importa ahora. Soy zapatista, pero eso tampoco importa en este momento. Soy indígena y soy mujer, y eso es lo único que importa ahora…Quiero explicarles la situación de la mujer indígena que vivimos en nuestras comunidades,… La situación es muy dura”1.
INTRODUCCIÓN
Para poder entender el contexto en el que nos movemos deberíamos hacer una pequeña incursión en su ambiente habitual. En este sentido reconocemos dos tipos de mujeres indígenas las que continúan viviendo dentro de sus comunidades de origen, en el ámbito rural y las que, por diferentes razones, han debido trasladarse a las áreas urbanas. ¿Qué entendemos por indígena? Aquellas personas que continúan preservando sus tradiciones espíritu-culturales así como sus lenguas, diferentes a las del resto de la población. Por lo tanto, cuando nos referimos a una comunidad indígena estamos entendiendo como «el espacio en donde no solo se manifiesta plenamente la identidad indígena, sino también el vínculo esencial con la tierra y la territorialidad (como espacio material, pero también simbólico o sagrado), las expresiones más definidas de las culturas indígenas, las lenguas o las fiestas […]2».
EL ROL DE LA MUJER EN LA COMUNIDAD INDÍGENA: madres, esposas, trabajadoras e invisibles.
En el mundo prehispánico el rol de la mujer en su comunidad se limitaba a su condición de madre relegada a las tareas domésticas pero… ¿Cuánto ha cambiado su situación? En el momento en el que la mujer indígena nace va a tener ciertas pautas que cumplir:
Desde pequeña es entrenada en labores pesadas, recoger leña, cargar agua y, por supuesto, cocinar lavar, cardar la lana y tejer. A los catorce años, el Mamo, sacerdote de la tribu, indica cuál es el hombre que le conviene y al que debe seguir para obedecer, cuidar y ayudar durante toda. Desde esa temprana edad, comienzan las obligaciones de mujer casada, que van desde buscar el bastimento y la leña para las comidas, acarrear el agua, procrear y cuidar hijos en una tarea sin término. Siempre ocupa el segundo lugar […]3.
Si tenemos en cuenta el “prototipo” de familia indígena éste se va a configurar por la pareja y un promedio entre 7 y 10 hijos en las zonas rurales. La familia es vista como núcleo económico, social y cultural en la que las mujeres juegan un papel fundamental en tanto que son las encargadas de la educación de sus hijos. Son las transmisoras de los valores y tradiciones y se esfuerzan por conseguir la perpetuación de sus culturas por lo que la mujer es una pieza fundamental en este proceso de transmisión de las tradiciones culturales dentro de los parámetros de su comunidad.4
Sin embargo, nos encontramos ante una sociedad históricamente patriarcal, bajo la mirada masculina, en la que la violencia de género continúa presente en sus vidas a través del maltrato doméstico, la maternidad temprana, el derecho de pernada o la esterilización sin consentimiento. Asistimos ante la importancia de la familia como núcleo económico, social y cultural donde las mujeres son vistas como un útero generador de vida y continuidad, dejando de lado la sexualidad o el placer. Los comportamientos se suelen basar en relaciones machistas entre hombres y mujeres, sometimiento de éstas, en definitiva, una sociedad regida por el hombre en el que la mujer debe de soportar humillaciones y discriminaciones. Básicamente se trata de sociedades en las cuales la mujer queda relegada a un segundo plano. De acuerdo con un testimonio de primera mano:
La mayor parte, si no es que todas las mujeres indígenas que han logrado participar en el espacio público, las que han desplegado su capacidad organizativa en procesos sociales, las que los encabezan, sea la instalación de un molino de nixtamal o la procuración de justicia en la comunidad, han conocido en carne propia o de cerca y de manera directa, muy diversas formas de violencia contra las mujeres: violencia física, golpes y torturas; sexual, violaciones; psicológica, desprestigio, descalificación y amenaza; de Estado, intimidación o muerte; sus verdugos han sido generalmente varones, sean sus compañeros de vida; sus compañeros de lucha dentro de organizaciones mixtas; sus enemigos políticos y de clase. La violencia se halla entre los recuerdos y experiencias primarias y se vive también en el presente, no es algo aledaño o periférico de sus vidas […]5.
En este sentido, se debería intentar buscar una alternativa que fomente el equilibrio y la igualdad. Sin embargo, la problemática que nos surge es: ¿cómo intentar hacer compatible el comportamiento sociológico de las comunidades indígenas en referencia al tratamiento de la mujer con el estado de derecho de los países que integran a estas comunidades? ¿Realmente si intentamos mejorar la situación de la mujer indígena dentro de su comunidad estamos alterando gravemente sus estructuras organizativas? Al respecto y desde una perspectiva de desacralización de las culturas indígenas en cuanto al tratamiento de la mujer se refiere, consideramos que una mejora de la situación de la mujer indígena dentro de su comunidad no implica daños a las estructuras y comportamientos sociológicos de la comunidad. Al contrario, la construcción hacia un camino igualitario que deje de lado la humillación y discriminación femeninas aportaría un enriquecimiento cultural.
Debe destacarse que las indígenas están luchando en el interior de sus organizaciones y comunidades (y no sólo en el ámbito de las políticas públicas) por cambiar o eliminar aquellos elementos de la tradición que las discriminan y las oprimen6. Comprenden que tienen una serie de derechos por el mero hecho de ser indígenas y mujeres, manifestando su oposición a aquellos hábitos tradicionales que atenten contra su dignidad y derechos, en especial la violencia doméstica. No obstante, son conscientes que deben reforzarse y recrearse para mantener vivas las tradiciones, pues, al fin y al cabo, son ellas las transmisoras de los valores en la comunidad7.
EL VIAJE DEL CAMPO A LA CIUDAD
En no pocas ocasiones, las circunstancias de extrema pobreza en las que viven parte de los indígenas en las zonas rurales les obligan a emigrar a las ciudades en busca de una mejor vida. Sin embargo, para el caso de las mujeres, al introducirse en el mundo “no indígena” las relaciones de dependencia masculina van a sufrir ciertas modificaciones. La disyuntiva que se plantea cuando las mujeres indígenas llegan a los ambientes urbanos es un aumento en la pérdida de autonomía. Además de esta discriminación de género la mujer indígena se enfrenta a la discriminación racial y cultural. Sufren un doble rechazo por el hecho de ser mujer e indígena. Al menos, en su comunidad quizás estuvieran infravaloradas por el hecho de ser mujeres pero no por el de ser indígena por lo que se sienten con bastantes más derechos en la comunidad mientras que en la ciudad experimentan un mayor sentimiento de marginación.
En concordancia con lo anterior, la gran mayoría de las mujeres que llegan a las ciudades se dedican al trabajo doméstico deficientemente remunerado o bien se agrupan en los mercados, las ventas o la mendicidad. «Por ser mujeres, se les paga menos que a los hombres indígenas cuando hacen el mismo trabajo; y, por ser indígenas, reciben menos pago que las mujeres ladinas»8.
Asimismo, las mujeres indígenas han sido valoradas por algunos gobiernos y agencias de desarrollo como elementos retardatorios de la modernización, consideran que las realidades de extrema pobreza que presentan la gran mayoría de los países con altas tasas de indigenismo se debe, en parte, a las elevadas tasas de natalidad indígena por lo que contribuyen a incrementar la pobreza nacional9.
No pretendemos romper con las estructuras indígenas incluyéndolas en lo que podríamos denominar una especie de “integración nacional” en la que las mujeres padecerían una situación de inferioridad más exacerbada sino lo que se pretende es un intento por crear conciencia a gran escala en la mentalidad de la mujer indígena sobre sus derechos con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida para lo que deberíamos tener en cuenta sus preocupaciones cotidianas y plantear alternativas reales.
PROBLEMÁTICA EDUCATIVA
En el ámbito de la educación podemos observar de nuevo esa marginación. Entre la población indígena se observan bajos niveles de logro escolar y altos niveles de monolingüismo, deserción escolar y bajo rendimiento académico que para el caso de las mujeres se agudiza puesto que cerca de la mitad de las mujeres indígenas no cuenta con educación primaria, sea por inasistencia o abandono. Históricamente han sido marginadas lo que se traduce en una menor oportunidad de acceder a la educación. De hecho, con relación a los hombres, existe un mayor número de mujeres son analfabetas y monolingües. Asimismo, sus niveles de escolarización son inferiores, tienen altos niveles de fecundidad y reportan un alto riesgo de muerte por complicaciones derivadas del embarazo y parto10.
Testimonio de primera mano:
La mayoría de veces piensan que las mujeres indígenas no podemos seguir con los estudios, que siendo mujeres no somos capaces. Esto dicen incluso los mismos indígenas. En la comunidad prefieren a los hombres. Seguramente, por la costumbre misma que los hombres son fuertes, que (ellos) son los que pueden; y por un poco de machismo también. Pero, viéndolo de otra manera, pienso que no es así, que también las mujeres indígenas somos capaces de estudiar, de interrelacionarnos con otras personas que no son indígenas, compartir las costumbres, intercambiar ideas, qué nos parece, cuál es la visión del hombre indígena y cosas así11.
Debería surgir un esfuerzo colectivo por mejorar la situación de la educación indígena, ya no sólo me refiero a la femenina sino también a la masculina. Sería conveniente esforzarse por logar una educación intercultural bilingüe para que los indígenas no se sientas desplazados ante el monolingüismo educativo actual que ayude a contribuir a la valorización de su cultura e identidad así como a la preservación de sus tradiciones.
MOVIMIENTOS INDÍGENAS FEMENINOS
Las mujeres indígenas han estado presentes en el nacimiento y evolución del movimiento indígena en América Latina. Sin embargo, los movimientos feministas han sido absorbidos por los movimientos indígenas que son absolutamente patriarcales. Además, muchos hombres consideran que las mujeres deben formar parte de los movimientos indígenas pero no ven la necesidad que las mujeres tienen de reivindicar sus derechos aparte de los hombres. Por otro lado, las movilizaciones de este tipo concluyen que el factor para el desarrollo reside en su identidad étnica, dejando de lado los problemas específicos de la mujer.
La violencia sexual y de Estado es una de las formas llevadas a cabo para intentar amedrentar a mujeres que participan en los movimientos “feministas indígenas”:
Había mucha violencia contra Rancho Nuevo de la Democracia. En 1998, entró el ejército a Barrio Nuevo de San José y fueron violadas dos mujeres y asesinados dos compañeros indígenas. Entonces ahí comenzó mi lucha: defender el derecho de los pueblos indios y de las mujeres indígenas. En 1999 denunciamos estas violaciones y fui perseguida por el ejército y por el gobierno de Guerrero. Entonces me dio miedo y me quise salir del movimiento, pero ya no pude porque había mucha amenaza: si salía era peligro y si me quedaba también. Me quedé por las mujeres, es cierto que había mucha violencia del Gobierno hacia la gente, pero también mucha violencia de pareja. En marzo de 99 me pusieron una parada en el camino; yo iba en una camioneta y echaron bala, me tiraron pero no me tocó. Me fui al monte. Siempre hay riesgos por estar dentro de una organización, encabezar a un determinado grupo13.
En cuanto a la actuación de las mujeres podríamos clasificarlas en dos dimensiones: interna y externa. Desde un punto de vista interno las mujeres indígenas han debatido y luchado en el interior de sus comunidades criticando su situación de subordinación respecto al hombre y trabajando por lograr un ambiente libre de violencia. En lo que se refiere a la dimensión externa podríamos decir que las mujeres intentan combatir y transformar la sociedad machista, racista y pobre en la que se mueven14.
En este sentido, en los últimos años se viene observando una mayor presencia de la mujer indígena en los espacios públicos y sociales así como su paulatina participación en organizaciones y eventos de carácter mundial. Por tanto, “la experiencia y participación de las mujeres indígenas ha sido el marco para la construcción de sus derechos y se presenta bajo distintas modalidades, desde comités comunitarios de educación y salud, los cargos de auxiliares en los gobiernos locales […] Estas organizaciones han ido tejiendo una red internacional para la formulación, legitimación y reconocimiento de los derechos de las mujeres”15.
CONCLUSIONES
Lo que hemos pretendido en este artículo es ayudar a configurarnos una idea de la realidad de las mujeres indígenas, de los abusos e injusticias que padecen diariamente. En este sentido, son vistas como madres, bocas que alimentar, cargas incómodas que no aportan beneficio al núcleo familiar aunque trabajen tanto, o más, que los propios hombres. Sin embargo, como hemos comentado, ellas mismas se han movilizado en organizaciones que contribuyen a la defensa de sus derechos y que, de forma paulatina pero efectiva, van adquiriendo mayor importancia tanto en el interior de la sociedad latinoamericana como a nivel mundial. Aún así, basta decir que no se trata de un camino fácil por lo que se debería fomentar y apoyar con mayor fuerza las iniciativas llevadas a cabo por las mujeres indígenas así como la elaboración de proyectos que sitúen a la mujer como elemento principal de desarrollo, de cooperación con las mismas mediante talleres o debates en las que participen mujeres tanto indígenas como no indígenas de diferentes edades para que puedan compartir e intercambiar conocimientos, visiones que les permitan enriquecerse mutuamente y contribuir a este mundo pluricultural en el que nos encontramos. Para finalizar véase el siguiente vídeo que ejemplifica en primera persona todo lo comentado anteriormente:
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS
ARANGO, Luz Gabriela y Yolanda PUYANA, coord., (2007): Género, mujeres y saberes en América Latina: entre el movimiento social, la academia y el Estado, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.
BONFIL, Paloma (2012): “Mujeres indígenas y derechos en el marco de las sociedades multiétnicas y pluriculturales de América Latina”, Revista Ra Ximhai, nº1.
ESPINOSA, Gisela (2009): “Liderazgo y violencia de género en el guerrero indígena”, Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, nº32.
HERNÁNDEZ, Teresita y Clara MURGUIALDAY (1992): Mujeres indígenas, ayer y hoy: aportes para la discusión desde una perspectiva de género, Madrid: Talasa Ediciones
Ministerio de Educación y Ciencia de España (2006): Educación de mujeres y niñas en Iberoamércia: I Jornadas de Cooperación Educativa sobre Género y Educación, Antigua.
MOLYNEUX, Maxime (2003): Movimientos de mujeres en América Latina, Madrid: Ediciones Cátedra.
PARDO, Rodrigo, Profesión de fe de María Sabina (2008): Lectura y recreación del mito de la mujer indígena, México D.F: Fomento Editorial.
PÉREZ, María Pilar y Marta Elena CASAÚS (1993), La mujer latinoamericana ante el reto del siglo XXI (IX jornadas de investigación interdisciplinaria sobre la mujer), Madrid: Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid.
ZOLLA, Carlos y Emiliano ZOLLA (2008): Los pueblos indígenas de México: 100 preguntas, México D.F: Universidad Autónoma de México.
http://interculturalidad.org/numero01/b/arti/b_dfo_040404.htm [consulta: 02-2014].
http://pnd.calderon.presidencia.gob.mx/igualdad-de-oportunidades/pueblos-indigenas.html [consulta: 02-2014].
DOCUMENTOS AUDIOVISUALES
Tierra de Mujeres. Dir. Adriana Estrada, prod. Programa de Investigación Desarrollo Humano en Chiapas UAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas UNAM, Programa de Participación Ciudadana Universidad de Sussex Inglaterra, 2003.
NOTAS:
1Discurso de la Comandante Esther del EZLN ante el Congreso de la Unión, México, 27 de febrero de 2001.
2 Zolla, Carlos y Emiliano Zolla (2008): Los pueblos indígenas de México: 100 preguntas, México D.F: Universidad Autónoma de México, p.24.
3 MUJER/FEMPRESS, La mujer indígena (edición especial), Chile apud Hernández, Teresita y Murguialday Clara, Mujeres indígenas, ayer y hoy: aportes para la discusión desde una perspectiva de género, Talasa Ediciones, 1992, Madrid, p.89.
4 Hernández, Teresita y Murguialday Clara (1992): Mujeres indígenas, ayer y hoy: aportes para la discusión desde una perspectiva de género, Madrid: Talasa Ediciones, p.91.
5 Testimonio de Martha Sánchez Néstor, amuzga de Xochistlahuaca y una de las principales líderes de la CGMI y del movimiento de mujeres indígenas en México apud ESPINOSA, Gisela (2009): “Liderazgo y violencia de género en el guerrero indígena”, Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, nº32.
6 PARDO, Rodrigo (2008): Profesión de fe de María Sabina: Lectura y recreación del mito de la mujer indígena, México: Fomento Editorial, p.21.
7 Ibidem.
8 Hernández, Teresita y Murguialday Clara (1992): Mujeres indígenas, ayer y hoy: aportes para la discusión desde una perspectiva de género, Madrid: Talasa Ediciones, p.100.
9 Hernández, Teresita y Murguialday Clara (1992): Mujeres indígenas, ayer y hoy: aportes para la discusión desde una perspectiva de género, Madrid: Talasa Ediciones, p.100-102.
10 Plan Nacional de Desarrollo para Pueblos Indígenas apud http://pnd.calderon.presidencia.gob.mx/igualdad-de-oportunidades/pueblos-indigenas.html [consulta: 02-2014].
11 Testimonio de Ketty Sánchez apud http://interculturalidad.org/numero01/b/arti/b_dfo_040404.htm [consulta: 02-2014].
12 Ministerio de Educación y Ciencia de España (2006): Educación de mujeres y niñas en Iberoamércia: I Jornadas de Cooperación Educativa sobre Género y Educación, Antigua, p.26.
13 Testimonio de Hermelinda Tiburcio, mixteca de la Costa Chica-Montaña, cuenta el hecho y destaca el vínculo entre éste y la lucha de las mujeres apud ESPINOSA, Gisela (2009): “Liderazgo y violencia de género en el guerrero indígena”, Revista Venezolana de Estudios de la Mujer, nº32.
14https://www.justassociates.org/sites/justassociates.org/files/los_derechos_de_las_mujeres_en_el_movimiento_indigena_latinoamericano.pdf [02-2014].
15 Bonfil, Paloma (2012): “Mujeres indígenas y derechos en el marco de las sociedades multiétnicas y pluriculturales de América Latina”, Revista Ra Ximhai, nº1, p.164.
16Tierra de Mujeres. Dir. Adriana Estrada, prod. Programa de Investigación Desarrollo Humano en Chiapas UAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas UNAM, Programa de Participación Ciudadana Universidad de Sussex Inglaterra, 2003.
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This article was published on 8th March: International Women´s Day, in Global Education Magazine.