Refugiados Educativos


“(…) el término “refugiado” se aplicará a toda persona que debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él”

Art. 1, apartado A.2 de la Convención de Ginebra de 1951.

La definición de las Naciones Unidas sobre refugiados incide exclusivamente en personas fuera de su país, pero hagamos un paréntesis y cambiemos nación por sistema educativo, sin pretender con ello infravalorar a los refugiados internacionales, sino queriendo mostrar la presencia ignorada de refugiados dentro de nuestras escuelas.

La educación es considerada, teóricamente, como un elemento de integración y armonización con la sociedad pero en la práctica se convierte en un elemento de exclusión que perpetúa la ideología dominante. Las personas que son excluidas por no pertenecer a esa minoría dominante son los que denomino refugiados educativos. Esta exclusión se establece por dos elementos íntimamente relacionados. Los elementos externos e internos.

Los elementos externos hacen referencia a características sociales que son ignoradas o tratadas como algo marginal dentro de los procesos educativos al estar excluidos de los contenidos de los libros de texto, no olvidemos, creados por grandes multinacionales con intereses privados. Estas características sociales son: las minorías raciales, étnicas, culturales, religiosas o sexuales; la realidad social indigna, como los parados, desahuciados, pobres, etc. Los movimientos sociales, ecologistas, feministas, naturistas, etc. Las ideologías que son diferentes a la dominante. Las estructuras familiares diferentes a la biparental heterosexual. Y por último la omisión de los aprendizajes emocionales que incluyen los sentimientos y las habilidades sociales.

Los elementos internos se encuentran en la metodología y lógica educativa de los docentes. La comodidad de recibir la propuesta pedagógica completa a través del libro de texto hace que la mayoría de los docentes la implanten, regalando su protagonismo didáctico a las páginas preestablecidas del libro que ignora la contextualización del proceso de enseñanza-aprendizaje, elemento básico de la educación. Desatender ese protagonismo didáctico por parte de la docencia produce que los elementos externos que producen refugiados educativos se introduzcan de forma directa en el aula a través del libro de texto.

De esta forma se hace realidad la exclusión de gran parte de la población estudiantil dentro del mismo sistema educativo, la de todos los que no forman parte de la ideología dominante. Esta población se encuentra en permanente conflicto al hallarse en un sistema donde de forma sistemática su realidad social es ignorada por “el súmmum del conocimiento que es la escuela.”

Esta circunstancia impide, como diría Paulo Freire, el reconocimiento de uno mismo en su posición dentro de la sociedad fomentando una sociedad de pobladores desubicados que hacen suyas unas circunstancias sociales que no les son propias, sino de la minoría dominante, defendiendo los intereses de esta cuando van en contra de sus verdaderos intereses sociales. Esta contradicción interna alimenta la desidia hacia la educación así como un sentimiento inconsciente (o no) de poca utilidad de los aprendizajes.

Es imperativa la necesidad de establecer en las escuelas procesos de enseñanza-aprendizaje que tengan en cuenta las particularidades de los receptores para hacerlos parte importante del sistema educativo, convirtiendo a la educación en una auténtica herramienta de integración en la sociedad.

Desde mi humilde opinión lanzo una posible definición de lo que considero como refugiado educativo.

“Se considerará como refugiado educativo a toda persona que sufra la exclusión permanente de su compleja realidad social dentro del sistema educativo produciendo en él conflictos de identidad.”

Existen muchas estadísticas sobre el número de refugiados internacionales. ¿Pero cuantos millones de estudiantes se encuentran refugiados en nuestras instituciones educativas?

Jose María Barroso Tristán

Secretario de Alternativas Educativas

 

This article was published on June 20th: World Refugee Day in Global Education Magazine

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